El escenario político y social en Bolivia está cada vez más complejo. La movilización militar de este miércoles en la Plaza Murillo, que el Presidente Luis Arce calificó como un «intento de golpe de Estado», es la guinda de la torta de un conflicto que data de varios meses y está marcado por la lucha de poderes entre el gobernante y quien fuera su mentor político, el ex mandatario Evo Morales. La acción fue liderada por el comandante en jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, quien había sido destituido por el Ejecutivo un día antes, según indicó la prensa local, tras asegurar en una entrevista televisiva que Evo Morales «no puede ser más presidente de este país» y que incluso las fuerzas militares actuarían en caso de que el ex Mandatario vuelva al poder.
Y si bien el Gobierno procedió a despedir al jefe del Ejército por inmiscuirse en temas políticos, estos dichos del militar son el reflejo de un escenario político convulsionado, marcado por una lucha de poderes entre dos ex aliados. Luis Arce asumió la Presidencia de Bolivia el 8 de noviembre de 2020. El dirigente reemplazó a Jeanine Áñez, quien gobernó el país durante casi un año después de que Evo Morales dejara el poder en 2019, en medio de acusaciones en su contra de fraude electoral. Arce, ex ministro que había sido sindicado como el responsable del impulso económico durante el gobierno de Morales, se impuso en los comicios de 2020 impulsado precisamente por el ex mandatario, quien lo ungió como su candidato. Ahí todo era amor entre ambas figuras, pero con el tiempo todo cambió. Un oficialismo quebrado Ya con Evo Morales de vuelta en Bolivia, la opinión pública comenzó a especular sobre cuánto influiría en el nuevo gobierno. El Presidente Arce intentó desmarcarse de su mentor político desde el primer momento, asegurando que toda decisión sería tomada por él junto a su vicepresidente, David Choquehuanca, otrora canciller del evismo. Pero pasó menos de un año y la relación entre el Mandatario y su antecesor se quebró. Las diferencias crecían cada vez más y permearon en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido oficialista, que se dividió entre «arcistas» y «evistas».
Una crisis económica con acusaciones cruzadas Bolivia además vive una crisis económica marcada por la escasez de combustibles, el «contrabando hormiga» de alimentos a países vecinos y el encarecimiento de algunos productos de primera necesidad ligados a la falta de dólares. Esto, según expertos, son indicativos del «agotamiento» del modelo económico implementado por el propio Luis Arce -entonces ministro de Economía- desde 2006 y que estuvo sustentado, principalmente, por los ingresos del gas natural, cuya producción ha caído significativamente.
Fuente: Emol.com